RV y computadores cuánticos: ¿Cómo será la tecnología en 100 años más?

Realidad aumentada y virtual en lo cotidiano, IoT aplicado masivamente, computadores cuánticos, ciudades y transportes futuristas son algunas de las predicciones que han hecho algunos expertos para los próximos 100 años.


El 7 de mayo de 1922, el británico W.L. George publicó un artículo en The New York Herald prediciendo el mundo que habría en 100 años más gracias a la aparición de nuevas y más poderosas tecnologías. Escribió, por ejemplo, que los vuelos comerciales iban a reemplazar a los barcos como medio de transporte transoceánico favorito, que la gente dejaría de utilizar caballos en las carreteras por vehículos motorizados y que, en 2022, la gente no vería cables en el cielo gracias a una nueva tecnología que no necesitaría hilos.

Anticipó, entre otras cosas, que el cine sería a color y sonoro. Si bien erró en algunas de sus predicciones, dejó un precedente sobre cuánto se pueden estimar los cambios del futuro.

Allí la tecnología juega un rol crucial, ya que es el elemento clave en el devenir del mundo. En la actualidad, hay conceptos que están ganando cada vez más terreno, como el de realidad virtual y metaverso. En los próximos 100 años, los expertos la posicionan como un elemento que estará cotidianamente en la vida de las personas.

“Mediante realidad aumentada desplegaremos una pantalla virtual en una pared o en el aire, es decir, no hará falta un soporte. Esto quiere decir que dentro de 100 años el mundo real y el virtual serán uno solo”, señaló Lidia Fuentes, doctora e ingeniera en informática, en un artículo de El País.

También asoman el desarrollo de robots con múltiples funciones.

¿Cómo anticipan los expertos la tecnología que habrá en el próximo siglo?

Computadores cuánticos, una realidad

Aunque es una apuesta difícil, los computadores cuánticos pueden dejar de ser una quimera. Esto significa un salto tecnológico sin precedentes, y ha sido trabajado desde principios de la década 1980 por el estadounidense y premio Nobel Richard Feynman, por Paul Benioff y el matemático ruso Yuri Manin.

El desarrollo de esta tecnología es complejo por donde se le mire: se trabaja en cúbit (y no en bit), una unidad mínima de información que es muy difícil de manejar por parte de la ciencia y la ingeniería, pues se debe evitar que se relacionen con el entorno hasta que sean medidos, explica Mario Piattini Velthuis, catedrático de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Castilla-La Mancha, en un artículo de El País. Para hacerlo es necesario enfriar los circuitos cercanos al cero absoluto, es decir, temperaturas más bajas que la del espacio profundo.

IBM es una de las compañías que ya ha desarrollado equipos cuánticos. En la imagen, la IBM Q System One, el primer sistema comercial, de negocios e investigación.

Estos computadores permiten simular mejor la naturaleza y ejecutar algoritmos a los que la informática actual podría tomarles millones de años. Por lo mismo, sus posibilidades son amplias en economía, en medicina, en agricultura, en química o ciberseguridad, entre otras áreas.

Hasta el momento, la computación cuántica está en desarrollo. Algunas empresas como D-Wave, Google, Rigetti e IBM han dado algunos pasos en la construcción de estos ordenadores. De hecho, IBM en el último lustro pasó de un chip de cinco cúbits a uno de 127.

Eso sí, Lidia Fuentes, doctora ingeniera en informática, señala en su nota que “no debemos creer todo lo que se cuenta al respecto. Empresas como Google e IBM tienen sus propias versiones de computadores cuánticos, pero sus artículos son esencialmente marketing y sus experimentos no siempre están contrastados”.

El químico y ambientalista británico James Lovelock ha planteado distintas hipótesis en sus más de veintena de libros. Por ejemplo, que en la próxima era de la humanidad, llamada Novaceno, la computación cuántica será central, pues permitirá crear simulaciones virtuales hasta el nivel atómico y diseñar nuevas medicinas y materiales.

Avance en telecomunicaciones e IoT

Una de las aristas que ha evolucionado a un ritmo acelerado es la de las telecomunicaciones. La llegada del 5G no ha terminado de desplegarse en el planeta y el 6G ya está en desarrollo. La quinta generación de redes móviles permitió aumentar la velocidad de las conexiones, que puede alcanzar hasta los 20 Gb/s, y se espera que la sexta alcance cerca de 1 Tb/s.

“Estamos cerca de conseguir que el tiempo de respuesta sea menos de un milisegundo y ampliar aún más el ancho de banda ya cercano a los Gigas, que dentro de cien años será del orden de Teras o más”, escribe Lidia Fuentes, catedrática de Ingeniería Telemática en la U. de Málaga.

Este avance es esencial para enlazar todo. De llegar una tecnología de altísima velocidad, esta permitiría conectar dos objetos o a un objeto con una persona en cosa de milisegundos. Esto abre las posibilidades para aplicar en distintos aspectos de la vida, como manejar un robot desde el teléfono o realizar una cirugía a distancia con normalidad, o diagnósticos certeros a través de IA.

La comunicación entre los aparatos y los humanos se anticipa como una de las principales revoluciones tecnológicas.

Por eso, el impacto que tendría en el uso de dispositivos IoT se prevé como una revolución. Según Statista, anticipa que solo en Latinoamérica el número de dispositivos conectados supere los 1.200 millones para 2025, lo que transformaría a los hogares en plataformas llenas de inteligencia artificial, pues podrían aprender patrones de conducta y mecanizar los quehaceres de la casa.

Pero no está acotado al ambiente doméstico; trasladándolo al plano empresarial puede hacer las labores más eficientes y seguras, automatizar procesos,

El informe SmartThings Future Living, escrito por un equipo de profesionales de Samsung, plantea que con el progreso de la tecnología en 100 años se podrían desarrollar burbujas habitables y rascacielos subterráneos –de hasta 25 plantas– gracias a la arquitectura unida con el Internet de las Cosas. “Nuestros hogares son cada vez más inteligentes y ya pueden detectar la presencia de personas, mascotas, humo, iluminación y humedad. Y esto no es más que el principio. Aunque muchos no llegaremos a ver ese impresionante 2116, el futuro ya está casi aquí”, señaló James Monighan, uno de los responsables del informe.

Al respecto, se detalla que esto sería posible gracias a paneles solares como fuente de energía renovable que permitirán procesar el oxígeno dentro del mar.

Una nueva forma de movilizarse

Sin dudas, la tecnología cambiará la forma de desplazarse, aunque desde hace años se viene planteando la posibilidad de vehículos voladores o trenes con mucha velocidad. Hoy existen avances respecto de vehículos autónomos que son capaces de interpretar la ruta y realizar maniobras. El mayor objetivo es poder hacerlos más eficientes energéticamente y lograr una conducción automática sin necesitar de acciones del usuario. No es algo descabellado: en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 se utilizaron autobuses sin asistencia para trasladar a los deportistas.

Sin embargo, las expectativas son más altas en cuanto a traslados. En una charla organizada por Banco Santander, Oliver L. de Weck –profesor del Programa Apolo del Departamento de Aeronáutica y Astronáutica y del Instituto para los Datos, los Sistemas y la Sociedad del Instituto Tecnológico de Massachusets (MIT)– anticipa que, para los desplazamientos urbanos, menores a 50 kilómetros, se impondrán los vehículos eléctricos de bajo peso.

Pero, para viajes transoceánicos, adelanta: “La solución será parecida al hyperloop: tubos al vacío que discurran principalmente bajo tierra y por los que puedan desplazarse cápsulas de transporte. Es un sistema muy eficiente, porque prácticamente no hay fricción”.

Todo lo anterior abre una puerta a un deseo que ha crecido en las megacompañías: visitar el espacio. SpaceX, Virgin Galactic y Blue Origin, de Amazon, son algunas de las empresas que dedican sus presupuestos a este objetivo.

El docente del MIT, eso sí, puntualizó en esa oportunidad que se va a necesitar mucho más tiempo del que la gente cree para explorar otros planetas, y sobre todo instalarse en ellos.

“Si Elon Musk tiene éxito, podría convertirse en la Santa María de los asentamientos humanos fuera de la Tierra. Una vez llegas allí, tienes que permanecer vivo, y para ello tienes que resolver qué y dónde construyes”, cuestionó. Además, agregó que “en mi grupo de investigación creemos que lo más adecuado es excavar un sistema de túneles, porque te permitirá obtener protección natural de la radiación. El tercer problema es la logística necesaria para el reabastecimiento regular desde la Tierra. Si somos capaces de resolver estos tres problemas, debería ser posible crear una presencia humana permanente en la Luna, Marte o ambas”.

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